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Economistas de Villa Clara

PREMIO NACIONAL DE ECONOMIA 2005.

PREMIO NACIONAL DE ECONOMIA 2005.

Por Agnerys Rodríguez y José Alejandro Rodríguez

El Premio Nacional de Economía 2005 fue conferido a tres insignes profesionales, en una ceremonia celebrada en el teatro Auditórium Amadeo Roldán, de la capital cubana. 

En la especialidad de Contabilidad mereció el lauro Miguel P. Cabrera González, de Villa Clara,  con 47 años de trabajo en esa esfera, de ellos 44 en distintas entidades del sector azucarero. Actualmente se desempeña como jefe de Proyectos de Software Económico VERSAT Sarasola, que ha sido ampliamente reconocido, y que actualmente se utiliza por varios organismos y universidades del país, para el control eficiente de los sistemas contables. 

En Auditoría fue galardonado Dámaso Gabriel Capote, Auditor Gubernamental Superior del Ministerio de Auditoría y Control quien, con una brillante trayectoria, ha sido un puntal inestimable en la estrategia del Estado cubano contra el delito económico, la corrupción y las ilegalidades. 

El Premio en la disciplina de Economía se le otorgó a Alfredo Jam Masó, director de Análisis Macroeconómico del Ministerio de Economía y Planificación, y un eficaz elaborador de los Informes de Control de la Economía, la protección del medio ambiente y el desarrollo de la ciencia y la técnica en su vinculación con los planes del país. 

El diploma y trofeo que acredita el máximo reconocimiento con que el Estado distinguió a estos profesionales de las Ciencias Económicas, fueron entregados por Georgina Barreiro, ministra de Finanzas y Precios; Alfonso Casanova, viceministro primero de Economía y Planificación; y Lina Pedraza, titular de Auditoría y Control. 

Al clausurar la ceremonia, José Luis Rodríguez, vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Planificación, les transmitió el reconocimiento del Estado y el Gobierno cubano, y los exhortó a que mantengan su constancia y profesionalismo en los desafíos de convertir la economía cubana en un terreno eficiente y limpio de manchas.

Tomado de Juventud Rebelde

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